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Sevilla Negra

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¿Qué es Sevilla Negra?

Durante los siglos XVI y XVII, un 10% de la población de Sevilla era negra o mulata. Sevilla era conocida con el nombre de “el tablero de ajedrez” por el gran número de negros que vivían en ella.

Hoy en día quedan muy pocas huellas de ese pasado racista, porque la situación de aquellas personas era terrible, formaban parte del estrato más bajo de esa sociedad.


Sevilla negra es un juego totalmente gratuito. Un juego para aprender.

Nuestro deseo es dar a conocer esta historia de personas como nosotros, personas racializadas.

Han pasado cinco siglos, hoy nosotros, chicos negros, chicos africanos, estamos aquí, pero no fuimos los primeros.

Hemos vuelto, y hemos vuelto para retomar la historia de nuestros antepasados y para quedarnos también.

¿Cómo se juega?

El juego es una gymkana, es decir, hay que ir superando distintas pruebas, contestando distintas preguntas, que se podrán resolver en los distintos lugares o postas que hay que seguir, será como un plano del tesoro, y como en cada plano habrá distintos sitios que hay que visitar para poder contestar a las preguntas.

Para llegar de una posta a otra os daremos unas pistas, también tenéis debajo de la posta el tiempo que, según google maps, se tarda en llegar caminando a esa posta desde donde os encontráis.


En total son nueve postas, todas relacionadas con la vida de las personas negras y mulatas que vivieron en Sevilla en el siglo XVI y posteriores.

Ganará la gymkana el jugador o jugadores que más respuestas correctas haya acertado y haya empleado menos tiempo, así que es importante contestar bien y también no ir muy despacio ;)

La duración estimada del juego es una hora y media.

¿Alguna duda sobre el juego? ¿Estáis preparados? Pues a la de tres, comienza la prueba.

¡Comienza a jugar!

El juego se desarrolla exclusivamente mediante cita previa. El punto de encuentro para comenzar a jugar es la boca de la estación de metro "Puerta Jerez". ¡Y recuerda que es un juego totalmente gratuito!

Puedes concertar una cita para jugar en el teléfono 631406385 y en el correo lasevillanegra@gmail.com

Para saber más

Aquí puedes seguir documentándote para aprender más acerca de la historia de la Sevilla Negra.

Llegaban a Sevilla en barcos mayoritariamente portugueses y también españoles, aunque los pioneros en el comercio de esclavos negros fueron los portugueses, de hecho, la otra gran ciudad europea del siglo XVI en la que había una gran población negra, era Lisboa. Los esclavos negros eran desembarcados en una zona de la que hoy no queda nada, nada que nos recuerde aquel pasado terrible, no hay ni siquiera una placa que recuerde lo que pasó allí durante al menos dos siglos y medio, Sí quedan recuerdos de otras hazañas más gloriosas.

Al ser desembarcados eran marcados, si no lo estaban ya, con el simbolo del sinejure, esa marca a hierro candente que representaba la letra ese y la letra i, que con el tiempo fue dibujándose como un clavo, de ahí la etimología bastarda de la palabra “esclavo” que cita el erudito Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana (1611).

Como muy bien dice Maribel Cintas, en el prólogo al estupendo libro Las Negras de la Inmaculada, de Jesús Cosano Prieto, “en el mismo símbolo está la explicación de su auténtica razón de ser: el calvo es el armazón oculto de la historia. El clavo da consistencia y cohesión al objeto que ensambla. Oculto, pero indispensable para que no se desmorone.”

La otra vía de llegada de los miles de esclavos que eran traídos y vendidos en Sevilla era la ruta terrestre que iba desde el Algarve portugués, donde eran desembarcados, y atravesaba la frontera hispano-portuguesa por la sierra de Huelva, Rosal de la Frontera, hasta llegar a la metrópolis hispalense, en una caminata de cientos de kilómetros, después de un travesía inhumana en los barcos negreros.

Evidentemente los que llegaban, en macabra selección natural, eran los más fuertes.

La Iglesia y, en su nombre, numerosos clérigos, sacerdotes, canónigos, instituciones, fue la principal empresaria en el comercio y trata de personas negras esclavizadas; de hecho, el primer lugar en que se ponían a la venta eran las gradas de la Catedral. Poca evangélica esa acción si recordamos el pasaje en que Jesús, al que la Iglesia Cristiana Católica, consideran hijo de dios, echó a latigazos a los mercaderes que comerciaban en el templo de Jerusalén.

“El precio de un esclavo dependía del sexo, edad, estado físico y coyuntura ya que cuando se desataban las hambres y las pestes éstas repercutían en los precios. Con los años fue subiendo su valor y de 20 ducados se pasó a 80 y 100. En las ventas podía hacerse constar que la pieza no estaba endemoniada, ni tenía ojos claros, ni era borracha, ladrona o huidora, o que era "de buena guerra" (autorizada su esclavitud). Igualmente, para evitar engaños, se realizaban compras condicionadas, hasta comprobar las facultades del esclavo.” (Los esclavos en la Sevilla del XVI, ver Y si quieres saber más 1)

También hay que recordar que fue un arzobispo, Gonzalo de Mena, el que animó la fundación de la futura Hermandad de los Negritos, como veremos en la posta 8.

Realmente, en el siglo XVI la Plaza de San Francisco se situaba delante del edificio del Ayuntamiento y recibía ese nombre por la existencia de un enorme convento franciscano que ya ha desaparecido.

Nada hay en el entorno que nos recuerde el vil comercio de personas negras que se desarrolló durante varios siglos, de nuevo los negros y negras sevillanos son, como dice Jesús Cosano Prieto, invisibles.

Esta plaza, centro neurálgico de la ciudad, era el segundo lugar de mercadeo de personas, ahí hacían sus negocios los ilustres comerciantes negreros que luego darán nombre a numerosas calles de la geografía sevillana. Paradoja de tiempos extraños donde el verdugo es el que recibe el homenaje y la víctima queda silenciada.

Miguel de Cervantes, el magnífico escritor español, autor del universal Don Quijote, vivió en Sevilla durante unos años, ejerciendo un oficio poco agradable: cobrador de impuestos. Con su fina mirada y su magistral pluma retrató muchos personajes de la época, y, como no podía ser menos en un autor de su sensibilidad, también aparecieron en sus obras, especialmente en Las Novelas Ejemplares, algunos esclavos y esclavas negros.

A propósito de esto traemos aquí una interesante reflexión de Luis Castellví Laukamp, profesor de Literatura Española en la Universidad de Manchester, en Cervantes y ‘Black Lives Matter’, publicada en El Mundo el 28 de julio de 2020:

“Cervantes describió tanto la mentalidad del negrero como la del esclavo, algo insólito en el Siglo de Oro. Las Novelas ejemplares (1613) ofrecen muestras de ambas visiones. Los esclavos literarios de estas novelas breves no son víctimas desvalidas. Todo lo contrario: muestran agudeza y determinación para alcanzar sus fines.

En su novela ‘Coloquio de Cipión y Berganza’, este último personaje, un perro que habla, escandalizado por la «insolencia, ladronicio y deshonestidad de los negros», ataca a una esclava de su amo mercader cuando se dirige a un encuentro sexual con otro esclavo. Afirma hacerlo «como buen criado» para defender el honor del amo. En este sentido, la novela parece reproducir tópicos sobre la mala conducta de los esclavos.

No obstante, el texto permite lecturas más subversivas. La explotación sexual de las esclavas negras estaba extendida en España. Hasta el punto de que el arzobispado de Sevilla emitió disposiciones en 1571 para reducir los amancebamientos interraciales. Las relaciones entre mujeres blancas y hombres negros eran consideradas algo monstruoso, pues se creía que el negro contaminaba la pureza sexual de la blanca. Tampoco estaba bien visto el sexo entre blancos y negras, pero era más tolerado. En este sentido, un mercader como el de marras no solo controlaría la vida sexual de su esposa, sino también la del servicio.

Berganza, su subalterno/substituto, arranca «un pedazo de muslo» de la esclava para obstaculizar su vida sexual libre. Así deja claro quién manda. La denuncia cervantina del aparato de control esclavista es evidente. Como también lo es la osadía de la esclava, que logra deshacerse del perro y reanudar sus amores”

La iconografía del cuadro que presenta el milagro de San Damián y San Cosmes, que se encuentra en el interior de esta iglesia de la Anunciación, es muy representativa de la mentalidad racista de la época, una mentalidad que en mayor o menor grado, lamentablemente ha llegado hasta nuestros días. En el cuadro se ve cómo los dos santos cristianos le colocan una pierna negra a un enfermo blanco, ¿de dónde ha salido esa pierna negra?, del hombre negro que en el suelo, curioso lugar para colocar a una persona “donante”, aparece sin una de sus dos piernas y con una actitud de recogimiento piadoso. ¿Qué importancia podía tener quitarle una pierna a un negro para ponérsela, no nos atrevemos a decir transpantársela, a un blanco? Total, un negro era casi un animal y había muchos, posiblemente no iba a echar de menos su pierna, posiblemente estuviera acostumbrado a descorporizarse para que los blancos pudieran tener cuerpos reales y cuerpos legales.

Tan bárbaro y extraordinario nos parece este milagro que más nos recuerda a un episodio de alguna película gore que a un pretendido hecho religioso. Pero esta era la mentalidad que dominaba la sociedad, no solo sevillana, sino europea y occidental.

Curiosamente muy pocas representaciones gráficas se han conservado de estas personas, y no sería porque no fueran muchos, más bien porque no eran “representativos”.

Por tanto, de nuevo la imagen del negro, su representación gráfica, ya sea en pintura o en escultura, está ausente en la ciudad de Sevilla si tenemos en cuenta ese pasado negro y africano.

Los negros que vemos representados en los azulejos de la primitiva tienda de los Café Saimaza, tienda que se fundó en 1908. Hacía unos treinta años que la esclavitud había sido completamente abolida en todos los territorios españoles, solo treinta años. Está claro que la representación iconográfica del negro responde a unos patrones muy establecidos en la mente sevillana: el negro servicial, el negro siempre alegre a pesar de estar realizando tareas duras como la recogida del café, el negro simpático, el negro, en suma, doméstico y amaestrado (en su sentido figurado y en su sentido literal: que ha sido enseñado)

El templo de los Terceros y esta orden religiosa fueron dos instituciones muy ligadas a una de las familias negreras más grandes y más terribles de la época, los Yllescas. El sinejure aparece coronando la puerta principal. Hay otra interpretación de este símbolo, la que dice que la S y la I son la última y la primera letra de Jesús, Iesus en latín… Si fuera así, este símbolo debería estar más extendido por la cristiandad, al menos por la cristiandad católica, que siempre ha preferido otra representación logotípica, la conocida y muy usada JHS…

Curiosamente en la actualidad es la única calle que hace referencia a ese pasado oculto, negro, africano; sin embargo, los negreros ilustres, blancos, ricos, poderosos, tienen numerosas calles: calle Arguijo, dedicada a un poeta de esta familia comerciante y negrega, calle Justino de Neve, canónigo de la Catedral y de familia negrera, callejón Monardes, dedicado a una familia de médicos y negreros, la calle Salinas, de la muy ilustre y negrera familia de Alonso Salinas, calle Miguel de Mañara, negrero y vividor hasta que decidió dedicarse a las obras de caridad, calle Jáuregui, familia de origen vasco que hizo fortuna también con el comercio de esclavos negros, calle Ximénez Enciso, otra familia noble, dedicada a ese infame y productivo negocio, familia a la que el rey Felipe V le otorgó un título nobiliario y otros muchos, demasiados ¿no?

Angelitos negros es una canción cuya letra escribió el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco. En el siguiente vídeo puedes escuchar una versión de Antonio Machín.

Curiosamente, esta canción refleja muy bien lo que hemos intentado transmitir con esta actividad: cómo no hay apenas huella de la vida, la mayoría de las veces inhumana, que llevaron miles de personas negras, secuestradas en sus tierras y traídas en barcos negreros a Sevilla para ser esclavizados.


Y si quieres seguir aprendiendo:

  1. Esta página de la Universidad de Sevilla es una buena manera de acercarse a la realidad de los negros y negras sevillanos del siglo XVI.
  2. Artículo sobre Cervantes y la representación del negro en su obra.

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